Durante muchos siglos, en Occidente se creía que el Paraíso terrenal existía y estaba situado en un lugar desconocido o, por lo menos, inaccessible, de Oriente, en Mesopotamia, Arabia o más lejos, según unos rodeado de una muralla de fuego, pero del que salían ríos (el Éufrates, el Tigris,… tal vez el Ganges) cuyas aguas arrastraban las más aromáticas especias, como el clavo, la canela, la pimienta, el jengibre, la nuez moscada, etc. así que era necesario situarlo en un promontorio, ya que de él bajaban ríos caudalosos, pero las nociones geográficas sobre Oriente de los occidentales han sido pobrísimas hasta hace tan sólo un par de siglos.

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